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Convento de Santa Clara

Balmaseda - Arquitectura religiosa - Conventos

El templo del convento de Santa Clara de Balmaseda se encuadra dentro del Clasicismo de inercia presente en Bizkaia a finales del siglo XVII. Responde al tipo de iglesia de una nave con crucero levemente acusado en planta y con el coro y la comulgatoria a los pies. Este reparto espacial gozó de gran protagonismo en la arquitectura conventual del Señorío, con referencias a Gordexola, Elorrio y Ajangiz. Se trata de un edificio funcional, muy capaz para las necesidades de una comunidad femenina no muy amplia y con paralelismos muy notables con el cercano convento de Santa Isabel de Gordexola. Una placa sobre la puerta de ingreso establece el año 1675 como fecha de finalización de las obras.

 

Créditos

Texto: Ana Isabel Leis Álava Planos: Productora Bilbaina de Proyectos, S.L. Fotografías: Santi Yaniz

Acceso

Se encuentra en el ensanche de la villa, extramuros del casco antiguo, en el inicio de la avenida de Las Encartaciones.

Horario

La parte del convento se ha convertido en hotel y restaurante y son visitables como tales.

Localización

Campa de las Monjas, 1.

Información

El templo del antiguo convento de Balmaseda se organiza en una nave de tres tramos, crucero y capilla mayor rectangular poco profunda. La fábrica se construye en piedra de mampostería enlucida, con sillares de arenisca en las esquinas, recercos de vanos, molduras y la pantalla de la portada.

Definen los tramos pilastras cruciformes del orden toscano, enlazadas en alto por una cornisa moldurada. Generan bóveda de cañón, penetrada por lunetos y decorada por yeserías con motivos geométricos de triángulos. Este sistema de cubrición también aparece en la capilla mayor y en los brazos menores del crucero. El tramo central se cubre con una cúpula sobre pechinas con linterna octogonal que permite el paso de la luz. El arco de embocadura hacia la capilla mayor y la bóveda de ésta poseen la particularidad de ir pintados, aquél con jarrones y geometrías, alternativamente y el cañón con jugosa fronda vegetal.

El coro adquiere gran protagonismo al afectar a la totalidad del último tramo y a parte del segundo, por el que se prolonga lateralmente para acoger el órgano. Bajo él se localiza la comulgatoria, comunicada con la nave a través de una celosía.

La luz solar se recibe a través de vanos adintelados, abiertos en los dos extremos del crucero y en el primer tramo de la nave por el lado del Evangelio. Sobre el coro se rasga una ventana moderna, arquitrabada. El resultado final es poco eficaz, configurando un templo bastante oscuro.

Por el exterior manifesta una correcta disposición de los volúmenes, resaltando el prisma cúbico que esconde la cúpula en el cruce entre el buque de la nave mayor y la nave de transepto.

El paso desde la calle se realiza a través de un acceso delimitado por dos contrafuertes. Se organiza en dos registros: el inferior acoge el ingreso en arco de medio punto, flanqueado por pilastras cruciformes de frente cajeado, del orden toscano, que sostienen entablemento liso. Sobre la clave del acceso una placa reza: “JOAN DE LA PIEDRA HIJO LEXITIMO D/ JOAN DE LA PIEDRA Y DE MADALENA D/ BVRGOS SU MVGER MANDO FVN/ DAR ESTE CONVENTO Y LE DEXO DE RREN/ TA TRES MIL Y QVINIENTOS DVCADOS/ ACABOSE ESTA OBRA AÑO DE 1675”. El registro superior tiene en el centro una hornacina de medio punto que acoge una imagen de Santa Clara, escoltada a los lados por sendos escudos de armas.

La espadaña es un esbelto elemento aparejado en sillería, con dos cuerpos de vanos de medio punto, rematados por un frontoncito triangular, roto al centro para cruz de piedra. En las repisas se localizan pináculos triangulares de bolas.

El templo del convento de Santa Clara de Balmaseda se encuadra dentro del clasicismo de inercia presente en Bizkaia a finales de la centuria. Responde al tipo de iglesia de una nave con crucero levemente acusado en planta y con el coro y la comulgatoria a los pies. Este reparto espacial gozó de gran protagonismo en la arquitectura conventual del Señorío, con referencias a Gordexola, Elorrio y Ajangiz. Se trata de un edificio funcional, muy capaz para las necesidades de una comunidad femenina no muy amplia y con paralelismos muy notables con el cercano convento de Santa Isabel de Gordexola.

La llegada de las religiosas franciscanas a la villa encartada se debe a la voluntad de un particular oriundo de Balmaseda, Juan de la Piedra Berastegui, fallecido en la ciudad de Panamá de Indias en 1643. En su testamento dejó un legado de tres mil ducados, cuya renta debía emplearse en fundar y mantener un convento de monjas clarisas. Tras diversos contratiempos en 1662 el cantero Marcos de La Piedra y el carpintero Juan de Berastegui declararon que las monjas se podían instalar en el convento y que la fábrica de la iglesia se estaba haciendo. Ésta debió de finalizar en l675, tal y como reza la placa sita sobre la puerta de ingreso. El aspecto actual del edificio se adquirió en l687, momento en el que se contrataba la ejecución de la espadaña con el montañés Francisco Martínez de Arce.
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