Raramente el patrimonio cultural es obra de una sola persona. Las realizaciones con las que nos identificamos, las que realmente dan sentido a nuestra existencia y hacen que nos impliquemos y tomemos parte, suelen ser expresiones colectivas. Y son, además, puestas en escena, tienen lugar en espacios comunes y nos invitan a participar. Han sido creadas por quienes nos precedieron y tienen vocación de transmitirse a las generaciones venideras, creando un sentimiento de continuidad. Son expresiones de la creatividad y ahondan en el intercambio de saberes, en la experiencia colectiva y, en definitiva, en la sociabilidad de las comunidades.
Las Jornadas Europeas del Patrimonio 2019 quieren dar protagonismo a las artes comunitarias, manifestaciones que permiten evadirnos de la cotidianeidad y apropiarnos de una parte de nuestra cultura. Por eso, este año más que nunca, queremos invitar a la ciudadanía a tomar parte en esta campaña. A reconocer y poner en común esas expresiones que van de lo lúdico a lo ritual, de lo espontáneo a lo ceremonioso, pero que están siempre abiertas a la participación. Aspectos tangibles e intangibles de un acervo cultural vivo que se materializa en objetos y lugares, y que da lugar a técnicas y conocimientos que hemos de saber enriquecer y trasladar a quienes nos sucedan.
Desde las plazas, los teatros, los frontones, cosos y carrejos, desde los kioscos de música y los pórticos de las iglesias, la música, la danza, los juegos, los deportes y las romerías nos invitarán, como cada año, a conocer el patrimonio de Bizkaia. Pero también –y aquí está la novedad– nos propondrán convertirnos en protagonistas, interactuando e incluso contribuyendo a crearlas. ¿Existe una mejor manera de salvaguardar nuestro patrimonio cultural?